Los pensamientos obsesivos

Cuando le damos muchas vueltas a una preocupación se convierte en un pensamiento negativo que nos impide disfrutar de las cosas buenas que tenemos. Pensar demasiado en un problema no nos lleva a ninguna parte, la prueba es que las cosas no se solucionan y las preocupaciones aumentan.
Luego, producimos enredos mentales que se escapan de la idea inicial. Por ejemplo: mi hijo no hizo las tareas, no aprenderá bien, lo reprobarán, quizá pierda el año, si no le gusta estudiar, en qué trabajará…

Las consecuencias de este tipo de pensamientos son: gran confusión, la paternidad/maternidad parece más difícil de llevar, se pierde la paciencia y la relación con su hijo se ve afectada. La solución es cambiar de actitud.

Le sugerimos:
1) calme sus pensamientos dándole una acción inmediata: hoy conversaré con él;
2) piense en el error en forma positiva: es verdad que no hizo las tareas, será motivo para conversar;
3) investigue lo qué pasó, vaya a la razón, no contra la persona; busque que no se vuelva a repetir.
4) Felicítese por su actuar positivo. Le estará enseñando a su hijo algo más que una tarea del colegio.

Clr. Adela Cueva Díaz
Counselor Sistémico
Orientadora Familiar
Conciliadora Extrajudicial
Mstr. Ciencias para La Familia