Cómo un niño sano se convierte en un niño obeso
Los padres somos los responsables directos de la buena nutrición de nuestros hijos. En los últimos diez años los cambios en la alimentación, con la aparición de las empresas de comidas rápidas, y los cambios del estilo de vida, con la salida de la madre de la casa y el ingreso de entretenimientos pasivos, han favorecido el aumento de la obesidad infantil. El sentimiento de culpa o el facilismo, hace que algunos padres den a sus hijos comidas abundantes o inadecuadas. Agravando la condición del niño está la carencia de actividad física.
Los malos hábitos alimenticios generan dolores articulares, malformaciones, diabetes; favorecen las caries y lo hacen propenso a una enfermedad crónica como es la obesidad y ésta a su vez lo predispone para la hipertensión, colesterol alto, etc.
Los niños obesos sufren consecuencias físicas, metabólicas, psicológicas y sociales. Porque muchas veces son marginados, descalificados y humillados hasta en su más íntimo grupo de amigos. Insistimos en que los padres deben ayudarlos a crear buenos hábitos alimenticios desde pequeños. En la adolescencia le será difícil corregirlos. Y en la adultez, casi imposible.
Si usted trabaja, confíele el cuidado a la madre sustituta y asegúrese de que siga sus instrucciones.
(Sugerencias en el próximo boletín)
Clr. Adela Cueva Díaz
Counselor Sistémico
Orientadora Familiar
Conciliadora Extrajudicial
Mstr. Ciencias para La Familia